La brisa acariciando tu piel y bailando con tu cabello. Tus pies desnudos se hunden en la arena, esto te transmite una sensación tan acogedora y desagradable... Quieres saltar a ver si puedes ver más allá del mar y gritar para que los del otro lado te oigan. No sabes la razón, tal vez esa solitaria playa te anima a desatar el animal que llevas dentro. Nadie puede verte, ni oírte... Y allí estas en una solitaria playa, toda para ti.
Para Isabel y sus ganas de playa.
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